El día de hoy seguiremos hablando acerca de la cuántica, pero esta vez sobre cómo es en tu interior.
Quédate, es un tema super interesante.
La cuántica es popular. Se le menciona en cualquier oración, y parece que su nivel científico se eleva de inmediato. El político Pablo Casado es el último personaje público en sucumbir a la fórmula, con resultados hilarantes: “La computación cuántica en genética será muy positiva para el impacto de nuevos cultivos, la resistencia a plagas y el aumento de la productividad, con efectos extraordinarios en países desfavorecidos”.
Desafortunadamente, la física o mecánica cuántica también es uno de los campos de la ciencia más llamativos para los defensores de la pseudociencia y lo paranormal. Es una disciplina prestigiosa y difícil de entender para casi todos los mortales.
Como resultado, los pseudocientíficos, expertos que usan términos científicos sin significado ni coherencia, han recurrido a la física cuántica para proporcionar un camuflaje científico a sus afirmaciones.
El verdadero aprendizaje humano es una estructura inductivo-deductiva que se apoya en cada individuo (dependiendo de su memoria, motivación, atención, actitud y comportamiento), que logra cambiar su estructura mental y alcanzar mayores niveles de diversidad, complejidad e integración.
La persona aporta experiencia de parte de la estructura mental (preconceptos) y reconoce el nivel de pensamiento lógico que debe avanzar para potenciar sus habilidades de observación, análisis, síntesis, evaluación y crítica.
Lo anterior se basa en la estructura conceptual de cada persona, algunas ideas y prejuicios, y su análisis de un tema. Prevé los cambios conceptuales esperados por la construcción activa de nuevos conceptos y sus efectos en la estructura mental; utiliza lo aprendido, nuevos conceptos, confrontar ideas y estereotipos relacionados con el tema, aplicarlos a situaciones específicas y relacionarlos con otros conceptos de estructura cognitiva.
En sus estudios e investigaciones apuntan que el sistema neuronal que da vida al cerebro forma una extensa red intrincada, en la que la conciencia se explicaría a través de los postulados de la física cuántica. Esto se conoce como modelo Penrose-Hameroff.
La idea dicta que toda esta red la conforman microtúbulos cilíndricos celulares que se acoplan y regulan las funciones sinápticas. De por medio se generaría la conciencia, de manera que la teoría cuántica sería la clave para resolver el problema de la conciencia.
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